
El estudio, antes de su cierre en 1939, dio trabajo a varios artistas que después se convertirían en leyendas, como Bob Kane (creador de Batman) y Jack Kirby (co-creador de Los Cuatro Fantásticos, X-Men y Hulk). Tras la experiencia del estudio, Eisner se unió a Quality Comics, para quien creó su personaje más carismático y significativo, Denny Colt, 'The Spirit', un detective enmascarado responsable de proteger la ciudad de Central City --especialmente a las chicas jóvenes y guapas-- de los criminales con la ayuda de sus puños, su ingenio, y su inédita capacidad para encajar golpes.
The Spirit supuso uno de las obras más innovadoras del género, gracias a su ingenioso uso de los ángulos de cámara, a unos efectos de iluminación muy logrados y a la introducción de técnicas narrativas inéditas hasta la época.
El trabajo de Eisner se interrumpió en 1942, cuando fue alistado en el Ejército para servir en la Segunda Guerra Mundial. Su trabajo en las Fuerzas Armadas consistió principalmente en dibujar pósters, ilustraciones y tiras cómicas para las tropas. Tras esto regresó al personaje, que perpetuó hasta 1952, siempre negándose a arrinconarse en el género de aventuras y utilizando a The Spirit como excusa para tratar todo tipo de temas, desde la temática social hasta la Ciencia Ficción.
Posteriormente, en los años 60 volvió a crear algunos cómics del personaje, pero a pesar de la insistencia de los aficionados, nunca le gustó insistir en revisar al héroe de su juventud. En cambio, su amor por lo que él siempre denominó 'arte secuencial' le llevó a desarrollar una serie de historias cortas que terminaron por convertirse en 'Contrato con Dios' (Norma Cómics), publicada por Baronet Books en 1978, en la que regresó a su juventud y utilizó todas sus experiencias en el Bronx para crear una serie de historia que abrieron todo un nuevo campo de posibilidades al cómic.
Después de 'Contrato con Dios', Eisner continuó con una serie de novelas gráficas publicadas por la editorial alternativa Kitchen Sink Press que oscilaban entre las historias semi-autobiográficas ('El Soñador', 'Viaje al Corazón de la Tormenta'), las observaciones sobre la vida cotidiana ('El Edificio') o la ciencia ficción ('Vida en Otro Planeta'), contribuyendo a alejar el cómic del ghetto de los superhéroes y las tiras humorísticas y abriendo camino a numerosos artistas.
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